lunes, 14 de diciembre de 2009

Basado en una antigua leyenda germánica

Me despierto al oír el vaso romperse, el vaso del que bebía antes de quedarme dormido, en esta lluviosa tarde de domingo me encuentro sentado en mi habitación, rodeado por un aburrimiento sin igual.
No estoy haciendo nada, perder el tiempo es mi unica ocupación.
La verdad es que te estoy esperando, miro a la puerta esperando que se abra y aparezcas tu, pero nunca pasa nada... y dudo.
Conduzco mi coche, y lo hago demasiado rápido, lo hago sin un destino, seguro que estoy yendo demasiado lejos.
Debe haber una manera de que este estado mejore, debo mirarlo todo desde otro punto de vista, pero la soledad me atrapa. Te espero frente a la puerta, la miro, pero nunca pasa nada y las dudas me invade. ¿Vendrás?
No se ni como ni por que, pero cuando ayer me hablabas del triste cielo azul que veías desde tu ventana y al asomarme a la mía solamente pude ver ese árbol de hojas que parecen de plástico, el limonero.
Lo admiro de arriba a abajo, le doy vueltas y cuando parece que no queda ni un centímetro por ver de él y me doy cuenta de que a pesar de las leyendas, rumores y canciones no es mas que un puto limonero.
Me encuentro aislado, y eso no es bueno para mí, no quiero estar cerca de este árbol.
Estoy paseando por el desierto de la alegría, y lady te conseguiré otro juguete, ya veras, pasará cualquier cosa y te asombraráré.
Díos, cuando me hablaste de tu cielo azul y triste yo no pude verlo, me lo tapaba el jodido limonero.

1 comentario:

  1. Mis recomendaciones: DEJA DE BEBER!!!
    Jajaja, o en su defecto, de fumarte esa hierba que supuestamente "no tienes"

    ResponderEliminar