martes, 6 de octubre de 2009

Os presento a la Taqui (otra vez)

Eustaquia baja del coche, está lloviendo y no tiene putas ganas de mojarse. Al bajar no va directa hacia su acera, se va a la otra, que está más cerca, y allí debajo de un balconete prueba de inventar algo para que no se le moje todo lo que lleva. Cuando alza la vista ve luz en la ventana de su casa. Se la habrá dejado abierta? Inmediatamente después aparece en dicha ventana la figura de una mujer, sin lugar a dudas. “Que coño hace esta tia en mi casa?”, piensa Eustaquia. En ese momento comienza a barajar todo tipo de posibilidades: lo más provable es que se esté tirando a su nóvia, aunque también podria ser solo una amiga. Quizá su nóvia ni siquiera está en casa y la tia esta está practicando un allanamiento o como se llame.
Llega a la conclusión de que sea lo que sea lo que esté haciendo esa mujer, cuando suba tendrá que prestarle un mínimo de atención, “Menudas ganas tengo yo ahora de hablar con nadie, solo quiero subir a mi retrete y cagar...”, de hecho es su retrete, pero una vez arriba no podrá posponer el asunto de la chica para cagar.
Por fin, por primera vez en toda su vida, Eustàquia se encuentra ante un dilema.
Decide cagar allí mismo. Por un momento piensa en aprovecharlo: “Ya que me voy a cagar en un portal, me cago en el de Melinda, que me cae fatal”, pero rechaza la idea porque no cree que pueda llegar hasta donde vive Melinda.
Caga en uno próximo, asegurándose de que no la ve nadie y se limpia con un kleenex que lleva en el bolso. La lluvia empieza a ceder.
Vuelve al portal donde estaba antes, y se sorprende de que no le sorprenda la presencia de una fémina en su casa: “Me sorprendre que no me sorprenda!”, pero al fin y al cabo es normal, siendo un vegetal como es.
“Solo espero que mañana se haya ido y yo pueda hacer la fotosíntesis tranquila”

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